"Ahora somos invencibles”
A continuación, transcribo una carta de lectores que me acercara Paula Bigatti:
¡Ahora somos invencibles!- anunció la presidenta Cristina Fernández en un discurso partidario en La Matanza pocos días antes de que se produjera el conflicto con el campo. Sin sospechar lo que ocurriría más tarde sus palabras quedaron grabadas en mi cabeza. '¿Por qué se dirigía de esa forma?' -me pregunté. '¿Por qué se creían invencibles?' '¿Invencibles ante qué, ante quién, será que estarían perseguidos por alguien, o los invadía algún fantasma del pasado?'
Claro... creían que tenían la vaca atada! Habían logrado dividir a la oposición y captado el resto de ella, los medios eran sus aliados, y la gente estaba expectante. Había superávit fiscal y comercial, pero parece que no alcanzó, pero lo que no alcanzó fue su afán desmedido de poder. Lo querían todo! E iban por más.
Impusieron las retenciones móviles; no conformes con un 35% las subieron a 44% y móviles: cuando sube el precio internacional de la soja el gobierno se queda con esa suba. Después sucedió lo que todos conocemos, la protesta del sector agropecuario en su conjunto que salió a las rutas cansados de los atropellos "K".
Creían que el "manso cabeza gacha", como siempre, acostumbrado a que le metan la mano en el bolsillo y le pisen el poncho, iba a seguir trabajando culo pa' arriba calladito y sin chistar.
Esta reacción inesperada le cayó mal a la presidenta quien salió a atacar en un discurso que repudió toda la población.
Como en la novela de Shakespeare, Hamlet, los fantasmas del pasado se le aparecen al protagonista y lo atormentan, como a la presidenta. Sí, esto le pasa a la presidenta, la atormenta el pasado. En su discurso resonó todo su odio hacia los que cree y quiere hacer creer a la población que son los "enemigos".
¿Cómo ver la realidad con categorías y antinomias que ya no existen? La oligarquía agraria de antaño ya no son los pooles de inversión. Los supuestos golpistas: ¿de que golpistas habla? Será que sirve tener enemigos que no existen. El resentimiento es grande y esos enemigos invisibles, funcionales. Pero ella no es Evita aunque intente imitarla, ni Kirchner es Perón.
Paula Bigatti
¡Ahora somos invencibles!- anunció la presidenta Cristina Fernández en un discurso partidario en La Matanza pocos días antes de que se produjera el conflicto con el campo. Sin sospechar lo que ocurriría más tarde sus palabras quedaron grabadas en mi cabeza. '¿Por qué se dirigía de esa forma?' -me pregunté. '¿Por qué se creían invencibles?' '¿Invencibles ante qué, ante quién, será que estarían perseguidos por alguien, o los invadía algún fantasma del pasado?'
Claro... creían que tenían la vaca atada! Habían logrado dividir a la oposición y captado el resto de ella, los medios eran sus aliados, y la gente estaba expectante. Había superávit fiscal y comercial, pero parece que no alcanzó, pero lo que no alcanzó fue su afán desmedido de poder. Lo querían todo! E iban por más.
Impusieron las retenciones móviles; no conformes con un 35% las subieron a 44% y móviles: cuando sube el precio internacional de la soja el gobierno se queda con esa suba. Después sucedió lo que todos conocemos, la protesta del sector agropecuario en su conjunto que salió a las rutas cansados de los atropellos "K".
Creían que el "manso cabeza gacha", como siempre, acostumbrado a que le metan la mano en el bolsillo y le pisen el poncho, iba a seguir trabajando culo pa' arriba calladito y sin chistar.
Esta reacción inesperada le cayó mal a la presidenta quien salió a atacar en un discurso que repudió toda la población.
Como en la novela de Shakespeare, Hamlet, los fantasmas del pasado se le aparecen al protagonista y lo atormentan, como a la presidenta. Sí, esto le pasa a la presidenta, la atormenta el pasado. En su discurso resonó todo su odio hacia los que cree y quiere hacer creer a la población que son los "enemigos".
¿Cómo ver la realidad con categorías y antinomias que ya no existen? La oligarquía agraria de antaño ya no son los pooles de inversión. Los supuestos golpistas: ¿de que golpistas habla? Será que sirve tener enemigos que no existen. El resentimiento es grande y esos enemigos invisibles, funcionales. Pero ella no es Evita aunque intente imitarla, ni Kirchner es Perón.
Paula Bigatti