101 años para pensar

Hace exactamente 101 años nacía Manuel en España. Asturiano de sangre, argentino por adopción, de profesión panadero, esposo y padre de cuatro hijos.
- Huía de una guerra intestina cuando vino a refugiarse en nuestra tierra, sin saber que el destino le jugaría una broma macabra: la historia mamada en sus raíces se repetiría una vez más.
- Escuchó muchas cosas mientras vivió sus ochenta años: “hay que pasar el invierno”, “el que apuesta al dólar pierde”, “llegar aunque sea con muletas”, “el año 2000 nos encontrará unidos o dominados”, “no están ni muertos ni vivos, están desaparecidos”, por nombrar sólo algunas de ellas.
Seguramente sus ilusiones de inmigrante no le dejaban ver lo que pasaría más allá de su propio siglo. Hijos y nietos de sus contemporáneos hoy se disputan las vestiduras de los desposeídos, y además pisan más fuerte su bota tenaz sobre la cabeza de la clase media.
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- De joven no se libró de su mala suerte: casi lo detienen por ser parecido a un anarquista italiano que terminó fusilado.
- Como panadero sufrió las mil y una: el control de precios en épocas de espirales inflacionarias, los sindicatos exacerbados, la industria del juicio laboral, la corrupción de un sistema hiper-burocrático, fundaciones que exigían donaciones utilizando métodos no demasiado ortodoxos, entre otras.
- Lo esperaron con paciencia una jubilación inhumana y un sistema de seguridad social que brilló por su ausencia, mientras agradecía la colaboración de sus hijos para poder comprar una medicación que aminorara sus sufrimientos.
Es su legado el que comparto con todos ustedes en este día tan especial. Los invito a participar activamente en el cambio.
Sé que será ardua la tarea, pero tengo la torpeza de albergar en mi sangre las mismas esperanzas.
Guillermo Santa Eugenia