La democracia se la debemos a Alfonsín
La democracia de hoy se la debemos a Raúl Ricardo Alfonsín
Ninguna ironía encierra este título. Luego de haberlo denostado, insultado, tratado directa o indirectamente de cobarde, el Gobierno Nacional pretende desandar el camino de la injuria, presentando como una concesión lo que es un derecho, y, en el caso del Dr. Alfonsín, un derecho muy bien ganado. Estar en el salón de los Bustos de la Casa Rosada.
Alfonsín es hoy un hombre grande que transita con gran dignidad y honorable entereza sus últimos años. La patria aún le debe un homenaje en vida. Fue el primer Presidente después de la dictadura y supo afrontar con valor e inteligencia las dificilísimas circunstancias de aquellos años.
Muchos pseudo progresistas, hoy, presumen sobre lo que habrían hecho en aquellas circunstancias de los levantamientos militares del así llamado movimiento carapintada. Hipócritas o idiotas. Alfonsín era el primer presidente en la historia de nuestro país que juzgaba a las conducciones de las tres Fuerzas Armadas que habían alterado el orden Constitucional. Nadie jamás lo había hecho y cabe recordar que por aquellos años (hace 25 años) las cúpulas militares y los mandos medios estaban fuertemente comprometidos con gran parte de los delitos de los que se acusaban a sus Comandantes. Sin embargo Alfonsín afrontó los riesgos.
Por aquellos años la Democracia no tenía 25 años de antigüedad y ni la historia ni el tiempo habían relevado de la vida a muchos asesinos.
Por aquellos años aún estaba planteado el Conflicto Este – Oeste, en Brasil no estaba Lula, en Chile el pinochetismo era fuerte, en Bolivia se vivía de golpe de estado en golpe de estado, Stroessner conducía Paraguay… en otras palabras, el mundo que nos circundaba no era, ni por aproximación, el de hoy.
Por aquellos primeros años de la democracia, el Movimiento Todos por la Patria (conducido por el terrorista y líder del Ejercito Revolucionario del Pueblo, Haroldo Enrique Gorriaran Merlo) tomaba el regimiento de la Tablada en un episodio nunca suficientemente investigado, provocando muchos muertos y alimentando las aspiraciones golpistas de sectores militares. Lo de siempre. Sectores de la extrema derecha y de extrema izquierda, que sueñan alimentándose mutuamente, para construir el escenario que los justifique en el único idioma que saben discutir, el de las balas y el fundamentalismo ideológico.
Esos eran los años internos e internacionales en que al Dr. Raúl Ricardo Alfonsín le tocó conducir no solo el destino de nuestra naciente democracia, sino también de armonizar a una sociedad que transitaba entre la alegría de la libertad recuperada, la falta de ejercicio para saber bien disponer de ella, la irresponsabilidad fundamentalista y los culposos silencios de sectores políticos que se hacían los distraídos a la hora de reconocer sus responsabilidades no sólo en la anuencia del Golpe del 24 de marzo del 76 sino de algún acompañamiento durante esos 7 años.
Lo que quiero decir es que es mucho más que una escultura en el salón de los Bustos, la deuda que la Nación toda tiene con el Dr. Alfonsín. Recuerdo aquellos años con un profundo compromiso democrático, cuando tenerlos podía conducir al camino de la muerte. Alfonsín defendió con gran sacrificio y estudiadas y dolorosas concesiones el principio de la libertad, priorizando esta sobre la incertidumbre de la confrontación final. Esta, le quedo a Carlos Menem aquel 3 de diciembre de 1990. El costo de llegar con mayor solidez a esa confrontación final ya lo había pagado el estadista que fue el Dr. Alfonsín.
Rodolfo Patricio Florido
rodolfoflorido@speedy.com.ar
Fuente: http://elciudadanobche.com.ar/nuevo/hoy/nota.php?id_nota=2494¬a=Espacio%20Cedido-La%20democracia%20de%20hoy%20se%20la%20debemos%20a%20Ra%C3%BAl%20Ricardo%20Alfons%C3%ADn