Alfonsín, el héroe que hizo lo que pudo
Que una sociedad le dé las gracias a un político es un acto casi extravagante, por lo desacostumbrado. No debería ser así porque, si nos libramos de los prejuicios relacionados con la política, deberíamos reconocer que, como dice Hanna Arendt, las pocas y raras ocasiones en las que se ha logrado cambiar algo, ha sido precisamente cuando hombres y mujeres plurales se han asociado para actuar políticamente.
Hay políticos que se merecen el agradecimiento de sus conciudadanos y que no son los héroes que los llevaron a la guerra o les exigieron esfuerzos insufribles, sino los del tipo que le gustaba a Romain Roland, héroes que hacen todo lo que pueden. Los argentinos empiezan ahora a darse cuenta de la importancia que tuvo la presidencia de Raúl Alfonsín, cuando se hizo cargo de un país que salía arrasado y desmoralizado de ocho años de feroz dictadura militar. En unas circunstancias extremadamente difíciles, Alfonsín hizo todo lo que pudo para defender el sistema democrático y devolver a los ciudadanos su dignidad.
A Alfonsín se le ha reprochado que dejara al país sumido en una violenta crisis económica y que aprobara las leyes que permitieron salir indemnes a muchos militares que habían asesinado, violado y torturado. Pero fue él quien sentó en el banquillo a los ex comandantes de las juntas militares, y lo hizo cuando todavía estaba incólume la estructura castrense que había sostenido la dictadura. Fue él, y no Menem ni Kirchner, quien envió a la cárcel a Videla, Massera y Agosti.
Alfonsín recibió un país cuya industria había desaparecido y todos los planes de estabilización que intentó fueron boicoteados por muchos de quienes ahora le alaban.
Saludemos el desacostumbrado ejercicio de agradecimiento a un político honesto, una cualidad que nadie ha negado nunca a Alfonsín y que ha estado tan poco presente en alguno de sus sucesores.
Editorial de El País publicada en la edición impresa del Diario La Nación
Fuente: http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1082260