miércoles, 25 de febrero de 2009

Yapeyú, Sabatini y el amor a la patria

En Córdoba han desaparecido en los últimos diez años alrededor de 5 mil tambos, muchos de ellos de medio siglo o más de existencia. Semana tras semana, se cierran y los rodeos se mal-venden en remates para faena en frigoríficos de la zona.

La sequía no fue el primer estrago que asoló Córdoba. Antes el ejecutivo y su política agropecuaria hicieron lo suyo: la soja y el maíz estarán a menos de la mitad de los rindes esperados y el agotamiento de las pasturas es crítico, sobre todo en el norte provincial.

Pobre la Córdoba de Don Amadeo Sabattini; el nos dejaba en su Villa María un año bisiesto.

Solía decir "soy tan humilde que no tengo precio". Amaba y conocía profundamente su patria, tanto que algún opositor rastrero lo tildó de nazifascita. "Soy un médico de campaña, y en otras épocas he vivido gastando muy poco, ya que mis costumbres son las de un campesino. No aspiro a ninguna clase de riqueza."

En febrero también nos dejaba Almafuerte. Habiendo dado todo a los necesitados, no pudiendo ejercer la docencia, dormía antes de su muerte abrazado y arropado a la enseña patria.

La presidenta sacó de su agenda a Tartagal y al conflicto agropecuario. El tema trascendente es dejar sin los Granaderos el acto en homenaje a San Martín al que concurría Cobos, como forma de humillación.

Don René Favaloro que admiraba a San Martin profundamente. Decía que estaba machimbrado con su tierra. Contaba con devoción que su abuela materna, le transmitió su amor por ésta y la emoción al ver cuando las semillas comenzaban a dar sus frutos.

El amor a la patria, denominador común del hombre de Yapeyu, del Gringo de Villa Maria, del medico rural de Jacinto Arauz o de Almafuerte, es un valor que escasea entre esta virulenta mediocridad del Ejecutivo Nacional, más dañina que la sequia o la langosta misma.

Gustavo Aramburu
gleonar63@hotmail.com

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