viernes, 2 de mayo de 2008

El día internacional del trabajador


El 1 de mayo es sin duda una fecha muy especial al celebrarse el Día Internacional del Trabajador, en conmemoración a los trágicos acontecimientos sucedidos en 1886 durante la huelga de los trabajadores de Chicago (EEUU), que reclamaban la instauración de la jornada laboral de 8 horas y que culminó con una brutal represión policial.

Pero esta fecha también tiene otros significados para los argentinos. En primer lugar, porque en 1853 se promulgó
la Constitución Nacional, la cual fue sometida a varias reformas de diferente envergadura, pero que en lo sustancial, sigue siendo la base del ordenamiento jurídico vigente en la Argentina.

Por otra parte, y antes de que se produjera la reforma constitucional de 1994, el 1 de mayo era el momento en que el Poder Ejecutivo, al inaugurar el periodo de sesiones ordinarias, informaba al Congreso de
la Nación las grandes líneas de acción de su gobierno, definía propósitos para el cumplimiento de su mandato y daba cuenta al pueblo y a las provincias de los asuntos públicos.
Estas breves líneas intentarán recordar el mensaje del Presidente Dr. Raúl Ricardo Alfonsín, pronunciado ante la Asamblea Legislativa el 1 de mayo de 1984, para reflexionar acerca no sólo de las políticas de derechos humanos sino también laborales – sindicales impulsadas por el gobierno democrático de la Unión Cívica Radical.

Para caracterizar el proceso que se dejaba atrás y el camino que se comenzaba a transitar con la recuperación de la Democracia, Alfonsín sostuvo: “La represión, el terror y la violación sistemática de los derechos humanos fueron los elementos constitutivos de un proyecto político–social autoritario, regresivo y elitista que depredó la República. Con el objeto de corregir este panorama y otorgar viabilidad al deseo de cambio de los argentinos hemos iniciado, en estos 140 días de gobierno, la reversión de ese proceso a través de distintas medidas”.

Entre ellas, cabe destacar la derogación de la llamada Ley de Amnistía que pretendía garantizar la impunidad del poder militar, la prosecución de las causas penales contra los integrantes de las juntas militares; el proceso para la determinación de las responsabilidades por la guerra de Malvinas; el desmantelamiento del aparato represivo existente; la creación de la Comisión Nacional sobre Desaparición de Personas y la aprobación de distintos pactos sobre derechos humanos.

Estas decisiones permitieron condenar a los responsables de las tres Juntas Militares, promover el esclarecimiento de los hechos ocurridos en el pasado, reestablecer la justicia, garantizar la vigencia de los derechos humanos y el goce irrestricto de las libertades civiles y políticas y consolidar definitivamente la Democracia en la Argentina.

En otro orden de ideas, y en el marco de la celebración del día internacional de los trabajadores, es oportuno señalar las palabras pronunciadas por Alfonsín respecto de la paralización de la actividad sindical en lo interno y en la defensa adecuada de los intereses de los trabajadores. “Hoy podemos decir que los efectos de las medidas de suspensión de esa actividad, tomadas en 1976, han sido nefastas en lo social, en lo económico y en el plano de la preservación de las condiciones más elementales de vida de amplios sectores de la población”. Y continuó exhortando a los legisladores para que “contribuyan a dar nacimiento al nuevo sindicalismo en la Argentina”.

Muchos de los proyectos e iniciativas impulsadas en los primeros meses del gobierno radical en esta materia aún mantienen vigencia. Entre ellos cabe destacar, el proyecto de ley de reordenamiento sindical –rechazado en el Senado- para democratizar la vida sindical, la participación de los gremios en la concertación para la actualización de los salarios, el proyecto de creación de un consejo económico – social para delinear responsabilidades en el crecimiento económico y en la participación de los beneficios y el impulso de legislación que instrumente los derechos sociales consagrados en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional y el Código de Trabajo y la Seguridad Social.

Las convicciones democráticas de Alfonsín y de su gobierno permitieron un gran avance en materia de derechos humanos. Hoy esperamos que esas mismas convicciones democráticas guíen el accionar del actual gobierno y podamos, a casi 25 años de la recuperación de la democracia, escuchar en estos días mensajes presidenciales que convoquen al dialogo y el consenso para establecer las bases de un acuerdo político, económico, social y sindical que nos permita avanzar hacia la Argentina del siglo XXI.

Jorge Cuello

   POLÍTICA & OPINIÓN © 2008 | Edición al cuidado de Guillermo Santa Eugenia